La Sombra Sandinista: Poder, Propaganda y el Precio de la Disidencia
En 1979, la revolución sandinista entró en Nicaragua con banderas de justicia y fuego antiimperialista. Pero detrás de los eslóganes, la realidad contaba otra historia. Figuras como Sergio Ramírez — luego ensalzadas en Occidente como disidentes literarios — formaron parte de un gobierno que encarceló a sindicalistas de movimientos como CAUS por atreverse a organizarse fuera del control estatal.
La revolución no toleraba la divergencia. La lealtad se imponía no solo con retórica, sino con barrotes y medios controlados por el Estado. Aun así, muchas voces progresistas en Occidente ignoraron estos abusos, seducidas por la narrativa de un levantamiento popular contra la influencia yanqui.
Pero el romanticismo tiene un costo. Cuando los derechos humanos se archivan en nombre de la ideología, la verdad se convierte en víctima — al igual que las voces que se atrevieron a pensar diferente dentro de la misma revolución que ayudaron a encender.